EL ARCHIVO CCCXXXV por Alejandro José Gallard Prío
Toda metrópolis, tiene su rincón inolvidable, haciendo memoria, el prístino mercado público de Singapur, el viejo mercado callejero TEPITO de Ciudad México, las esquinas areperas de Caracas, el Caféole del French Quarter de New Orleans, la calle Rodeo Drive de Beverly Hills, Chinatown de San Francisco, las "tapas" madrileñas, una caminata por los "pubs" del viejo Londres, el acogedor e histórico "downtown" de Philadelphia, el mercado de pescado fresco (Pike Fish Market) de Seattle, el paseo por el rio de San Antonio, Texas, en fin, no hay espacio para mencionar lo que se llega a vivir en siete décadas de viajes y ahora, que creíamos conocer New York, conocimos, gracias a una simpática sobrina, ejecutiva de la "Columbia Broadcasting System" (CBS), con un rincón muy popular de los neoyorquinos.
Un enjambre de actividad humana, conocido como el "Flat Iron" donde la 5ª avenida se une con la Broadway, a la altura de la calle 23 y 24, uniendo el calor humano, algo parecido a las fiestas de calles, que con excepción del crudo invierno, opera diariamente.
Stands al aire libre que se apropian de la calle Broadway, con una variedad gastronómica espectacular, colocando en el centro, mesones y bancas rústicas, así como mesas y manteles convencionales, que le da un calor amistoso al rincón, que además tiene al cruzar la 5ª avenida, la acogedora "Madison Plaza", que alberga un restaurante que se especializa en hamburguesas de carne o vegetales, Shakedogs y la bebida "Shake Shack", que es su nombre. Como la fila de gente en espera es casi siempre larga, el lugar instalo una cámara dirigida a la fila, que puedes ver desde tu iPhone.
Desde ese triángulo, puedes apreciar el histórico rascacielos "Flat Iron", así como la cúpula del "Montgomery Ward" y un moderno rascacielos, que te permite comparar la arquitectura de hoy, con la del siglo pasado.
Me decía la sobrina, Ana, que el mejor lugar para compras esta casualmente en este sector de la 5ª avenida, desde la calle 23 a la 16. Sin duda alguna, las mujeres saben mucho de cómo encontrar calidad y buenos precios, lo que, según ella, se encuentra en las boutiques y pequeños almacenes de estas cuadras.
Si continuamos caminando unos diez minutos por la 5ª avenida hacia abajo, llegamos al arco monumental que honra a Washington, final de la famosa avenida y la entrada a "Union Square", una plaza donde estudiantes, bohemios, poetas, músico y pintores se reúnen.
A esta área en general, se le conoce como Chelsea. En ella hay Colegios especializados, como la "Escuela de Artes Visuales" (SVA) y la "Nueva Escuela de Diseños" (Parsons, The New School for Design), así como "New York University" (NYU) con su hospital escuela y "De Vry University", famosa por sus cursos "Online", cuyos profesores y alumnos con asiduos consumidores de los negocios del sector.
Regresemos a la calle 24 y entramos al edificio "Eataly", que ocupa la manzana entre la 5ª y 6ª avenida, donde Italia y Finlandia, exhiben, promueven y venden sus productos.
Una feria almacén permanente, que se ha convertido en lugar favorito y estoy de acuerdo, ya que no solo son los productos, su presentación sencilla, donde todo está al estirar de tu mano, sino un servicio que te hace sentir confortable y en familia, que dicho sea de paso, por lo menos en la parte italiana, un ochenta por ciento de los que atienden son hispanoamericanos.
Hay tantas ofertas alimenticias que no sabes por donde comenzar, así que para ser diferente, empezamos con un café expreso, de esos que solo las maquinas italianas y un buen operador produce, acompañado por unos trocitos de panes almendrados.
Una vez la panzas quietas, continuamos en ese laberinto de productos de la exquisita "cucina" italiana, tentándonos, hasta que Ana, la experta, dijo, aquí paramos, en "La Piazza" un circulo, abrazado por bares informales, pero con cómodas butacas altas y servilletas de tela, por supuesto, todo Italiano.
El menú está impreso en una letra menuda, como para no poder leerlo y así estar a merced de la oferta de los barman, pero como andábamos con nuestra experta, ella se encargó de ordenar las lengüetas de "prosciutto", salamis, trocitos de quesos cubiertos de miel, una colección de aceitunas verdes y negras y un vino rosado, que salió exquisito, acompañado por unas rodajas de pan, que embebíamos en los platitos de aceite de oliva revuelto con el "Acceto Balsamico", en que ellos son expertos.
Continuamos viendo ofertas culinarias, a cual más sofisticadas, mariscos, carnes y por supuesto una oleada de pastas, una de ellas, tallarines con tinte de calamares, que no pensé un segundo en adquirir y el siguiente día, cocinar y degustar, con un diez rotundo de aprobación.
Hay cinco restaurantes formales: "Manzo", especializado en carnes y el único que acepta reservaciones, "La Pizza y La Pasta", "Le Verdure", especializado en verduras, "Il Pesce", mariscos y pescados, y "La Birreria", ubicada en el segundo piso, techado, pero con la sensación de estar al aire libre.
Alrededor de todo este avalancha de productos italianos, hay algo sorprendente, su sistema de pago, que cualquiera diría es de confianza en el consumidor, en parte si, ya que no ves ni caja ni cajera, pero si muchas ofertas, muchas, y sentís un ambiente amistoso. Es que en realidad, todos son vendedores y cajeros, pero al salir, si encontramos que hay cajas en las salidas, por si se te ocurre algún antojito en el camino.
Hasta el próximo domingo, con "El Archivo CCCXXXVI".
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