La belleza de "Los Frailes" o la paz curativa de la reserva Machalilla son indiscutibles. Pero la experiencia de Puerto López ciertamente, no es para todos.
El potencial de esa zona es, en términos turísiticos, evidente. Pero , por ahora, no cualquiera puede asumirlo. Aquellos que están acostumbrados a discurrir entre la comodidad y el comfort deberían mantenerse a distancia, porque lo que Puerto López ofrece es una experiencia única y completa no apta para los que aún no pueden desprenderse de las ventajas del mundo occidental organizado.
Y no es que Puerto López no tenga atractivos, sino más bien, todo lo contrario, pero para gozarlos habrá que hacer la vista gorda en algunas oportunidades. Puede suceder , por ejemplo, que al llegar al hotel la habitación reservada no tenga camas , pero el error será subsanado con una sonrisa amplia y dispuesta junto a la promesa -que siempre se cumplirá- de aportar todo aquello que fuese necesario para el mejor "estar" del pasajero.
Para quienes gustan de ponerle etiquetas a los destinos , se encontrarán con un problema. Puerto López habitada por 21.000 personas en forma permanente, es un poco de todo y no califica para encuadrarla estrictamente en nada. ¿ Avistaje de Ballenas, turismo de Sol y Playas, turismo aventura, turismo ecológico, turismo salud? Es eso, si, pero es mucho más. Porque con el conjunto, posibilita enredarse muy naturalmente en un juego ancestral que reaviva y nutre. Será necesario trascender al primer impacto en el que, seguramente uno no dejará de preguntarse que hace allí. A primera vista no parece haber alrededor nada que lo justifique , a no ser, claro que se goce de experimentar cómo viven aquellos al que el desarrollo les llega enredado y a cuentagotas. En Puerto López conviven internet y los locales de chapa donde cómodas "peluquerías" emprolijan a los pulcros habitantes que parecen cortarse el pelo con una asiduidad destacable.
Puerto López se abre a los ojos de los turistas nacionales y extranjeros -fueron más de 3.000 en el 2013- desbordante de vivencias e historias que merecen ser escuchadas.
Los pescadores, en su mayoría llegados de tierras extrañas, o los descendientes directos de los aborígenes que la habitaban inicialmente proporcionan la contratara de una inicial idea de desolación y desesperanza. Basta escucharlos un ratito para saber que creen en un camino de progreso y desarrollo y que tiran del carro todos para el mismo lado.
Y después, claro, llegará la oportunidad de reunirse con la contundente oferta de Los Frailes, una reserva natural a la orilla del Pacífico que aplasta con su belleza virgen cuidada a ultranza o las lagunas de barro de azufre de la Reserva de Machalilla. Dos puntos, entre otros, que convierten a Puerto López más allá de la mirada inicial en una experiencia impostergable. Una experiencia para desentrañar.