En las vastas llanuras de la pampa bonaerense, donde el tiempo parece transcurrir al ritmo de los susurros del viento, se encuentra San Mayol, un pequeño pueblo que alberga grandes tesoros. Con apenas 50 habitantes que llaman hogar a estas tierras, San Mayol se erige como un monumento vivo a la perseverancia y el amor por la tradición.

 

El 12 de mayo marca un evento trascendental en el calendario de San Mayol: la Fiesta Patronal, un día en el que la comunidad se une para celebrar su identidad, su historia y su futuro. Desde tempranas horas de la mañana, las calles adoquinadas cobran vida con la llegada de visitantes y lugareños, todos ansiosos por ser partícipes de esta festividad tan especial.

 

La misa y procesión que marcan el inicio de la jornada son solo el preludio de lo que está por venir. En el Predio de la Estación, un escenario se erige como testigo de la diversidad cultural que caracteriza a San Mayol. Desde el rock más enérgico hasta las melodías del folklore más arraigado, la música resuena en cada rincón, invitando a todos a sumergirse en su magia.

 

Pero detrás de cada nota musical y cada paso de baile, yace una historia que merece ser contada. Una historia de lucha y resiliencia, protagonizada por los mayoleros, quienes día a día trabajan incansablemente para preservar el legado de sus antepasados y construir un futuro próspero para las generaciones venideras.

 

Carolina Goicoechea, comparte con orgullo la labor que ella y sus compañeros realizan para mantener viva la esencia de su pueblo. Desde la preservación de las joyas arquitectónicas que adornan las calles hasta la organización de eventos como la Fiesta Patronal, los mayoleros demuestran que, si bien son pocos en número, su espíritu es inquebrantable.

 

La Casa Catalana, la iglesia y las casas de estilo catalán son solo algunos ejemplos de la riqueza histórica que alberga San Mayol. Cada edificación cuenta una historia, cada calle guarda un secreto, y los mayoleros son los guardianes de este tesoro invaluable: “Eramos tan pocos que venían turistas y hablaban del pueblo fantasma. Entonces nos pusimos a la obra y decidimos crear, en 2012, un Plan de Desarrollo Turístico y Recreativo junto con la Municipalidad para mostrar que somos pocos los que vivimos acá, pero estamos orgullosos de nuestra historia”, dice Carolina.

 

Como otros pueblos bonaerenses, San Mayol nació de la mano del tren. El primer plano fue en 1898 y el diseño europeo estilo catalán del pueblo vino de la mano de los dueños de la tierra, los Mayol, que vivían en Mataró, un pueblo entre España y Francia. La arquitectura que recreó uno de sus hijos, Jorge, escapado de la 1ra Guerra Mundial en Europa, rompió con la estructura típica. “Él era ingeniero Civil y por eso se edificaron tres casas pegadas en altura lo cual era innovador en la pampa, no existía porque las viviendas eran amplias y tenían mucho espacio como para estar rodeadas de un jardín y un gran patio. No era necesario hacerlas en dos plantas. Pero lo hicieron y hoy son uno de los atractivos junto a otras casonas de techo abovedado y ladrillos que tenemos en San Mayol. La Casa Catalana fue una edificación de la hija de Mayol, Arsinda, y su esposo, Francisco Masferrer, que escaparon de Barcelona en la época de Franco. De hecho, hoy en día la que fuera su casa es la Casa Masferrer donde funciona el Ayuntamiento de Vic, su pueblo natal y donde hoy son famosos por sus ideales políticos. Toda esta historia la fuimos reconstruyendo de a poco y confirmando con el tiempo y muchas de las cosas que pudimos rescatar entre los objetos históricos de la gente local y datos de la familia en España tienen un respaldo que guardamos en nuestro museo. Aprendimos entre otras cosas que esta arquitectura emulaba la de los barrios obreros catalanes de 1934”, relata.

 

La llave de la Iglesia y la del Museo de la estación están en manos de los vecinos. Con anticipación siempre alguien recibe a las visitas. La Casa Catalana es el centro comercial donde está la panadería, la peluquería y la sala de primeros auxilios. En la segunda planta viven los responsables de dichos locales.

 

Hoy el pueblo cuenta con un alojamiento, El Roble, un emprendimiento turístico llamado Espardemya y las 4 Instituciones locales se ocupan de estar siempre atentos a la llegada de quien desee conocer el lugar para acompañarlo y guiarlo.

Además el guía local, Ezequiel Lanza, siempre disponible para una visitar guiada los fines de semana. “Lo primero fue conformarnos como comunidad, comenta Carolina. Comenzamos a organizarnos y a estudiar nuestra historia para saber de dónde venimos los mayoleros. Algunos que nos fuimos a estudiar regresamos y por suerte llegó internet, lo que nos permitió quedarnos a trabajar aquí”.

 

En el día de celebración, es imposible no sentir la emoción que emana de cada rincón de San Mayol. La Fiesta Patronal es más que un evento; es la culminación de un año de trabajo arduo y dedicación, es el reflejo del espíritu indomable de una comunidad unida por un mismo propósito. Cada 12 de mayo será un día para honrar el legado de los mayoleros, para celebrar la historia y el futuro de San Mayol, y para recordar que, aunque seamos pocos en número, juntos somos invencibles.

 

Información con actividades de San Mayol en: https://www.facebook.com/SanMayol.Ar/